miércoles, 15 de junio de 2016

Mañana será otra vez mañana

 Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.

Ángel González

Puede que mañana el hastío
se desvanezca de repente.
Mañana las lluvias limpiarán
los corazones ahogados en su llanto.
Mañana será el día. El día que,
sedientos, esperamos.

Seré feliz, mañana;
dará paso el miedo a esa
valentía inusitada, casi en peligro
de extinción.
Mañana la ciudad, extendida
en la noche, abrirá sus calles
a los enamorados.
Acabará la hipocresía, mañana.
No será el amor en balde, mañana.
Venceremos a las sombras, mañana.
Se detendrá el vuelo de las bombas
un día como mañana.

Y mañana estará otra vez
mañana en el mismo horizonte.
Volveremos a pensar
entonces en el fatídico día
que no verán jamás los ojos
sobre la faz de la tierra.

Siempre así

Siempre comienza así: con la muerte.
Hilo de luz por nubes cercado.
Solo al despertar sabe el que ha soñado
la falsedad de esa ilusión inerte.

Solo cuando la inocencia advierte
el rumor del agua que ha pasado
-nada trajo, poco se ha llevado-
siente que no cambiará su suerte.

Solo hay alegría si hubo tristeza.
Solo vibra el silencio tras el ruido
dejando al descubierto su firmeza.

Y al estallar el último latido,
flor rasgada, tenemos la certeza
del sueño que se ha ido: haber sido...

Búsqueda

En la opacidad de la noche
entre sombras, gatos vagando en los tejados
y farolas solitarias,
el vaho de mi aliento cansado
anda buscando una chispa
que revolucione su existencia:
Un hilo de luz desgarrador
entre las nubes del cielo gris.
Ando buscando ese algo
que no quiere que lo encuentre.

IV

Tú que amaneciste
mis sombras con tu luz,
déjame perderme en el silencio
ante tu ocaso
que, vagabundo errante,
volveré a habitar
la noche de los tiempos.

Esperaré en los miradores
del recuerdo
para ver nuevamente
la marejada de tus ojos
y, entonces,
levantaré los párpados
y empezaré a olvidarte.