sábado, 26 de septiembre de 2015

I

¿Cómo soñar depués de haber soñado?
¿Cómo ha pasado mi vida sin parar
 en la estación  del fulgor humano,
 lo fútil mundano, mi alegre vocación?

¿Cómo vivir sin ninguna certeza
 con sueños en la cabeza, destinado a sufrir?
¿Cómo hablar en un solo soliloquio
ante un sillón vacío, cansado de escuchar?

¿Cómo caminar entre un mar de rostros
pecaminosos, angostos, sin boca para hablar?
¿Cómo amar después de haber amado?
¿Cómo para un corazón de cabalgar?

lunes, 21 de septiembre de 2015

Canto.

No canto para
lustrosa firma dejar
inmortal en el curso
del tiempo.
No canto por
falsa vanidad
ni por corona de laurel
que me coloque en
un templo.

Canto como el pájaro
que agoniza en la mañana:
liberando el eco putrefacto
de su inexistente alma.
Sin ni siquiera de la melodía
ser consciente, y por el simple
hecho de estar vivo, de estar
pudriéndome en este mar
de vidas al galope.


El silencio.

El silencio puede ser
la cosa más hermosa o la más terrible.

Unas veces,
es capaz de levantar fronteras,
de congelar los corazones como
se congela el náufrago en la noche.
Puede dejarte como a una luna
sin estrellas, una ciudad desierta.

Otras, en cambio,
el silencio enciende los mares
de las sonrisas cómplices,
de las miradas al espejo de una
pupila ajena que se siente propia.
Resbala, arde y revienta
por los aires como la ola
que salta el acantilado.

He aprendido
que el verdadero amor consiste
en poder disfrutar compartiendo un silencio.